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Institucionales

Juan Pablo II y los derechos humanos

La preocupación de Juan Pablo II por los derechos humanos fue una de las cuestiones que se abordaron durante la tercera jornada del Congreso Mundial Universitario Juan Pablo II Magno.

La preocupación de Juan Pablo II por los derechos humanos, así como la Eucaristía y el sacerdocio durante su pontificado, fueron algunas de las cuestiones que se abordaron ayer, durante la tercera jornada del simposio mundial en homenaje al papa Wojktyla. En palabras del director del Servicio Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Silverio Nieto, “los esfuerzos del Papa por promover los derechos humanos y la justa paz surgieron a partir de su responsabilidad pastoral, asumiendo en este ámbito un papel mucho más activo que los pontífices predecesores”.


El director del Servicio Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Silverio Nieto, profundizó en el fundamento de los derechos humanos en el Magisterio de Juan Pablo II. Nieto incidió en que Juan Pablo II “consideraba imposible una auténtica democracia sin la existencia de tales derechos”. Al respecto, hizo referencia a la Encíclica Centesimus annus (1991) en la que Juan Pablo II enumera, entre otros derechos humanos: el derecho a la vida, del que forma parte integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la madre, después de haber sido concebido, y el derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y a recabar el sustento propio. También cabe destacar la defensa de la libertad religiosa y del diálogo interreligioso- de ahí que sea el papa del ecumenismo- así como su defensa del derecho a la paz: según Juan Pablo II el remedio contra la guerra, es el imperio de la justicia.


Según el prefecto emérito de la Congregación para el Clero y presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, cardenal Darío Castrillón, “otros dos grandes amores de Juan Pablo II fueron la Eucaristía y el sacerdocio”. El prelado reseñó que “la conciencia que tenía Juan Pablo II de sí mismo como obispo y pastor, primero en Cracovia y más tarde como Sumo Pontífice, marcó indeleblemente su relación con los sacerdotes”. Asimismo, monseñor Castrillón explicó que “la identidad sacerdotal fue una de las constantes que este gran Papa tuvo siempre presente al referirse al insondable misterio que entraña la vocación sacerdotal y el ministerio presbiteral. Para Juan Pablo II ser sacerdote significaba ser mediador entre Dios y los hombres; y por otra parte, concebía a los sacerdotes como un don precioso al ser los depositarios y administradores de los misterios de Dios, los instrumentos de salvación para los hombres y los testigos privilegiados de un reino que se inicia en este mundo”.


Por su parte, el Prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, cardenal Franc Rodé, analizó la “profunda estima y comprensión de Juan Pablo II hacia la Vida Consagrada”. Como ejemplos de la cercanía del pontífice a los consagrados, monseñor Rodé mencionó, entre otros, los numerosos documentos de Juan Pablo II sobre la Vida Consagrada, como la Exhortación Apostólica Redemptionis donum (1984), o su primera Encíclica Redemptor hominis (1979). Ya en esta encíclica, Juan Pablo II presentó la vocación religiosa “como un don total de sí, como una forma altísima de la vocación cristiana, que consiste en el uso de la propia libertad en el servicio real: vocación cristiana: servir y reinar. Este don encuentra su plena realización en la donación sin reservas de toda la persona humana concreta, en espíritu de amor nupcial a Cristo…”.


El catedrático de Teología Moral del Instituto Superior de Estudios Teológicos ‘San Idelfonso’, Alfonso Fernández, disertó sobre ‘La Encíclica Veritatis Splendor y la renovación de la Teología Moral en el pontificado de Juan Pablo II’. El catedrático se centró en el estudio de los grandes temas afrontados por dicha encíclica y su repercusión en la renovación de la teología moral durante el pontificado de Juan Pablo II. Según Fernández en la Encíclica se propone “afrontar algunas cuestiones fundamentales de la moral, realizando un discernimiento crítico sobre algunas tendencias actuales que la han puesto en crisis a finales del siglo XX”. Asimismo, el catedrático explicó que “la apertura del Concilio Vaticano II consiste en un profundo repensamiento de la relación entre fe y razón, fe y vida, gracia y moral. La Veritatis Splendor retoma la gran visión conciliar verificando y repensando las cuestiones más relevantes”. Alfonso Fernández añadió que, entre los logros alcanzados, cabe resaltar que “a partir de esta encíclica, la moral contemporánea ha cobrado una conciencia más profunda de la centralidad del acontecimiento de Cristo para la moral cristiana”.


Cardenal Rylko: “Juan Pablo II fue punto de referencia para una humanidad desorientada"

“Juan Pablo II fue una autoridad moral única, y punto de referencia para una humanidad desorientada por un dramático relativismo en materia de valores y verdades”, aseguró el presidente del Consejo Pontificio para los laicos, el cardenal Stanislaw Rylko, durante las sesiones de la tarde. Durante la jornadade la tarde también se trataron temas como la figura del Papa polaco en América latina, su obra catequética, o la fe y la cultura en su pensamiento.


El cardenal Stanislaw Rylko tituló su conferencia ‘Juan Pablo II: el Papa llamado a introducir a la Iglesia en el Tercer Milenio’. El purpurado, afirmó que “en un mundo que idolatra la forma física y la eterna juventud, que persigue la eficiencia y el éxito, Juan Pablo II, con valentía, puso ante los ojos de todos, su vejez, su enfermedad, su sufrimiento”. Sobre el pontificado del Papa Wojtyla, el cardenal Rylko aseveró que estuvo cargado de eventos que “han marcado profundamente la vida de la Iglesia y han influido de modo determinante sobre los acontecimientos mundiales”, matizó. También dedicó un momento de su ponencia a la relación del Papa con los jóvenes. “Una de las grandes prioridades de su ministerio pastoral fueron los jóvenes, con los que tuvo una relación vivísima desde el día de la inauguración de su pontificado”, aseguró el presidente del Consejo Pontificio para los laicos, y recordó las palabras del Papa a estos: “Vosotros sois el futuro del mundo, vosotros sois la esperanza de la Iglesia, vosotros sois mi esperanza”.


Por su parte, el arzobispo Emérito General Castrense, monseñor José Manuel Estepa, afirmó en su ponencia, ‘La obra catequética del Papa Juan Pablo II’, como el siglo XX, ha sido el tiempo más destacado, entre los siglos de la edad moderna, “por su dedicación a la catequesis y a la renovación de esta tarea eclesial, a lo largo y ancho de las naciones”, apostilló el arzobispo. Monseñor Estepa explicó que para Juan Pablo II, la catequesis era una tarea prioritaria. “La catequesis ha sido siempre, y seguirá siendo, una obra de la que la Iglesia entera debe sentirse y querer ser responsable”, palabras del Papa polaco que recogió durante su intervención el ponente. Del mismo modo, el arzobispo resaltó que “el Catecismo de la Iglesia Católica, es el principal fruto de la obra catequética de Juan Pablo II”.


El presidente Emérito del Consejo Pontificio para la Cultura, el cardenal Paul Poupard, impartió la conferencia ‘Fe y cultura en el Magisterio de Juan Pablo II’. “La conciencia de la importancia de la cultura para la Iglesia, constituye, sin duda, una de las características esenciales del pontificado de Juan Pablo II, y él mismo la encarna a través de sus decisiones”, aseguró el purpurado. Además, añadió que “la evangelización ha estado en el centro de las preocupaciones de Juan Pablo II. Ésta no representa sólo una de las muchas actividades de la Iglesia, sino su verdadera y específica misión”. El Cardenal dedicó una parte de su ponencia a los diferentes viajes que el Santo Padre realizó durante todo su pontificado “y que le han permitido poner en práctica esta enseñanza de su magisterio sobre fe y cultura”, apostilló.


También intervino durante las jornadas de la tarde, el arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Cardenal Primado de las Américas, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez,  que disertó sobre las diferentes visitas que el Papa polaco realizó a América latina. El arzobispo hizo referencia, entre otros temas, a la mediación de Juan Pablo II en el conflicto entre Argentina y Chile, y terminó su intervención, asegurando: “A este hombre, a Juan Pablo II Magno, el Señor le preparó para introducir con firmeza la Iglesia en el siglo XX”.Congreso Juan Pablo II MagnoCongreso Mudnial Juan Pablo II (2)


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